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Viaje a Toledo Febrero 2015

       Una de las ideas al crear el Club, fue la de incluir en el calendario excursiones a lugares de interés cultural, a la vez que dábamos oportunidad a aquellos socios que se inscribieron para  colaborar con el Club y que  por cuestiones de edad, físicas, etc., no pueden realizar rutas de senderismo.  Es por ello que en el primer calendario oficial incluimos una visita a la Ciudad de Toledo, conocedores de la belleza y de los numerosos monumentos  y templos que atesora. 

      Salimos a las 6:30 de la mañana desde el Ayuntamiento de Valdebótoa. Un total de 51 personas, recogiendo en Mérida a  otras 4.  Desayunamos en Lagartera y sobre las 11:30 llegamos a Toledo.  Buena hora para empezar nuestra visita a los principales sitios de interés.  Comenzamos todos juntos visitando al Alcázar de Toledo.  Obra grandiosa,  que guarda en su interior  numerosos objetos y vestigios de la Guerra Civil,  si bien,  es sede del Museo del Ejército.  Quienes hemos visitado el Alcázar hace más de 20 años, hemos podido comprobar que ha perdido algo de encanto, por las numerosas restauraciones que desde entonces ha tenido.

      Después de esta visita, el grupo se comenzó a dividir en busca de los numerosos templos que hay en Toledo o, simplemente a callejear o tomar ya las cañas, como hicieron algunos.  No obstante, la mayoría pudimos ver la Catedral, otra maravilla de Toledo. Una de las más bonitas e impresionantes de España.  La Sinagoga del Tránsito, el Monasterio de San Juan de los Reyes, El Museo del Greco,  Parroquia de Santo Tomé, donde se encuentra el más famoso cuadro del Greco,  “El Entierro del Conde Orgaz”, etc.  La visita, de seis horas y media, fue de lo más productiva.  Todos los viajeros regresamos satisfechos a Valdebótoa.

      La anécdota del viaje fue el frío que pasamos en el autobús, sobre todo los que íbamos en el medio. Por el techo del vehículo entraba aire frío y de la mitad hacia atrás íbamos helados. Más tarde, el frío se convirtió en calor.  Un calor insoportable que salía de los bajos de los asientos y que igualmente era molestísimo.  El frío desapareció, pero el calor nos acompañó el resto del viaje a Toledo y la vuelta completa, con el consiguiente enfado de algunos compañeros.  No obstante,  supimos llevarlo con humor y, ciertamente, sirvió de cachondeo  todo el viaje y nos reímos un montón.

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